Dicen que en pueblo chico, hay infierno grande… y cómo no cuando prometes amor eterno a cada jovencita en La Pinada, donde reside el más joven de la familia Gálvez.
“El mil amores” -como han apodado a este productor localmente- apenas rebasa los 20 años pero tiene una asombrosa maestría en el cultivo de cafetales.
Bajo encomienda de sus padres, desde pequeño siempre ha recolectado Marago Criollo: una variedad especial de café.
Desde épocas ancestrales, el perro es símbolo de lealtad en todas las culturas. Justo así es El mil amores: el único joven que no ha migrado y ha permanecido fiel a sus cultivos de café, de los cuales ha logrado su segunda cosecha personal.
Este Maragogype lavado fue de los más limitados pero con cualidades que ejemplifican el potencial de la región.
El perfil es dulce, especiado y por momentos floral. Destaca una presencia tropical, similar a la sandía que matiza los raros atributos de esta variedad que sabe a una original combinación de dulce de leche, pasta de almendras y con una acidez parecida a un refresco de cola.
Dulce, balanceado y con mucho sabor residual, me hace pensar que el Mil Amores es alguien de quien te vas a enamorar.